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Las lecturas que se han quedado conmigo

  Viendo la imagen final de los libros que he seleccionado como mis mejoras lecturas, queda  bastante claro que me encanta leer vidas de otros.   Disfruté muchísimo con ese canto de amistad que es el libro de Cristina Peri Rossi a su gran amigo Cortázar. Descubrí a Alessandro D´Avenia con El arte de la fragilidad . Saberse frágiles y aceptarlo es una de las enseñanzas de la vida. Me gusta descubrir a testigos de la vida. Y un testigo ha sido Philippe Lançon con El colgajo . ¿Cómo se puede sentir gratitud después de haber sufrido un atentado? Pues se puede.  Igual de Delphine de Vigan siente un amor tan profundo hacia su madre, a pesar de la infancia que la hizo pasar. Sanmao también nos cuenta el pozo oscuro en el que cayó después de la muerte de su marido. No consiguió salir de él. Leer la vida de los demás te hace poner en perspectiva la tuya.  Leer a Ayestarán y su Jerusalén, santa y cautiva, te hace conocer una ciudad testigo de tanto sufrimiento.  Con Los silencios de la libertad

La olivetti, la espía y el loro. Lea Vélez.

El espíritu de la Navidad, Chesterton.

La economía del absurdo, Josep Burgaya

El silencio del hombre sin otro hombre, Rodrigo Garrido Paniagua

La belleza no hace ruido.

Una casa de palabras, Martín Garzo

Mal de escuela, Daniel Pennac

Un puente de libros infantiles, Jella Lepman

Ehsan Ullah Khan en España

Un andar solitario entre la gente, Muñoz Molina

Gramática para tiempos de confusión

Mientras embalo mi biblioteca, Alberto Manguel

Ordesa, Manuel Vilas

¡Daha!, Hakan Günday

Escuela de fantasía, Gianni Rodari

Una cura de Bach, Martín Descalzo

Albert Camus y el bombero de Bilbao, Manuel Rivas